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Salud sexual y reproductiva

Nuria Muñoz Arjonilla

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud sexual como «un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; la cual no es solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad. Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud».(1)

Según la misma OMS, la salud sexual “requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia».

Es una bonita definición, pero lejos todavía de ser una realidad tenemos un largo camino que recorrer para que sea cierta, porque en la sociedad actual no podemos afirmar que los derechos sexuales de todas las personas se respeten y se protejan por igual.

Especialmente en el caso de las mujeres, y aunque no se pueden obviar los avances que ha traído la famosa “liberación sexual de la mujer”, no podemos asegurar ni que exista esa liberación sexual ni que se cumpla ese enfoque de disfrute del que habla la OMS.

Porque continúa existiendo la prostitución, que no deja de ser una forma de perpetuar un sistema patriarcal y machista, donde las mujeres son cosificadas y utilizadas con el único objetivo de conseguir el placer masculino.

Porque existen países que siguen practicando barbaries como la mutilación genital femenina cuyo fin es la anulación del disfrute sexual de la mujer.

Porque es habitual que las leyes coarten la posibilidad de decisión de la mujer de ser o no ser madre.

Nos queda mucho para alcanzar un trato igualitario y justo en este terreno.

La sexualidad está para disfrutarla, sola o en compañía. Conócete, experimenta, descubre lo que te da placer, déjate llevar.

Porque los avances científicos nos permiten disfrutar de la sexualidad planificando nuestra capacidad reproductiva, siendo capaces de elegir cuándo ser madres. Utiliza los métodos anticonceptivos y protégete para evitar las (no tan) temidas infecciones de trasmisión sexual (ITS). ¡Témelas!

Como personal sanitario veo a diario el aumento de relaciones sexuales de riesgo, de embarazos no deseados y de contagios de ITS, sobretodo entre adolescentes.

Y es desde ese momento cuando las mujeres debemos vivir nuestra sexualidad con seguridad y desde el respeto.

Por eso me parece tan importante una buena educación sexual y reproductiva, que empieza por nosotras mismas y por lo que transmitimos a nuestras hijas y, también, a nuestros hijos.

Por su seguridad. Por nuestra tranquilidad. Por una sexualidad sana y libre para todas y todos.

 

(1) Organización Mundial de la Salud (2006). La definición de salud sexual (OMS 2002) – definición 4ª 2002]

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